Definir en una única palabra: DENSO.
Al final lo he abandonado, no porque no quisiera terminármelo (todo hay que decirlo), sino porque la amiga que me lo prestó me lo ha pedido para mostrarle algo a alguien y ya preferí dejárselo y que no me lo volviera a dar. La verdad es que empezaba ya un punto de bastante acción (después de más de 500 páginas).
Es bueno. La historia se parece muchísimo a la de el Ocho de Katherine Neville, más que nada porque ambas historias paralelas datan de las mismas épocas, ambas coinciden en la búsqueda de piezas de un "puzzle", ambas tienen mucha intriga, ambas tienen diversas teorías (también paralelas), ambas se desarrollan en el mismo ámbito geográfico y hasta ambas tienen personajes comunes (históricos, claro). El Ocho trata de la búsqueda de piezas de ajedrez y el Sepulcro de cartas de tarot. Lo cual las diferencia un poco en los motivos. El Ocho busca el Poder (como si fueran la Lanza) y el Tarot también el Poder, pero más tipo místico y mágico, no de dominación sobre el mundo.
Obviando las comparaciones (siempre tediosas, pero al fin y al cabo existen), es un libro, para mí, excesivamente descriptivo. Está bien narrado, eso sí, pero se pasa dos páginas contando el desayuno que nada tiene que ver con la historia principal. Debo confesar que en más de una ocasión pasé páginas enteras por alto, porque ese tipo de cosas me sacan realmente de quicio. Hasta he llegado a saltarme capítulo entero, algo que, en general, detesto (lo juro), pero uffff... No necesito saber de qué color es cada botón del vestido que tiene puesto ni dónde están situados, tampoco quiero conocer cuántos posibles años puede tener el armario que contiene libros de no sé qué ni no sé cuántos.
En resumen, para mi gusto, demasiado denso. Pero está bien narrado y la historia es interesante, sólo que tanta descripción distrae.
Es bueno. La historia se parece muchísimo a la de el Ocho de Katherine Neville, más que nada porque ambas historias paralelas datan de las mismas épocas, ambas coinciden en la búsqueda de piezas de un "puzzle", ambas tienen mucha intriga, ambas tienen diversas teorías (también paralelas), ambas se desarrollan en el mismo ámbito geográfico y hasta ambas tienen personajes comunes (históricos, claro). El Ocho trata de la búsqueda de piezas de ajedrez y el Sepulcro de cartas de tarot. Lo cual las diferencia un poco en los motivos. El Ocho busca el Poder (como si fueran la Lanza) y el Tarot también el Poder, pero más tipo místico y mágico, no de dominación sobre el mundo.
Obviando las comparaciones (siempre tediosas, pero al fin y al cabo existen), es un libro, para mí, excesivamente descriptivo. Está bien narrado, eso sí, pero se pasa dos páginas contando el desayuno que nada tiene que ver con la historia principal. Debo confesar que en más de una ocasión pasé páginas enteras por alto, porque ese tipo de cosas me sacan realmente de quicio. Hasta he llegado a saltarme capítulo entero, algo que, en general, detesto (lo juro), pero uffff... No necesito saber de qué color es cada botón del vestido que tiene puesto ni dónde están situados, tampoco quiero conocer cuántos posibles años puede tener el armario que contiene libros de no sé qué ni no sé cuántos.
En resumen, para mi gusto, demasiado denso. Pero está bien narrado y la historia es interesante, sólo que tanta descripción distrae.
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